miércoles, 25 de junio de 2008

Tercera Persona

El murmullo de la oficina, charla eterna de gente sin algo concreto para hacer, zumba a su alrededor mientras Esteban agacha la cabeza y escribe. Trata de no mirar el teclado y concentrar la vista en la pantalla, pero le falla la concentración (y no encuentra el acento) y no puede evitar bajar los ojos.

Escribe en el blog, aunque tal vez nadie lo lea. El pensamiento lo entristece un poco, de alguna forma interna y escondida. Después de todo, el blog es realmente para él, solo para él, pero también para que lo lean los demás. Para que si alguien quisiera se enterara de lo que le pasa... si alguien quisiera.

Estoy un poco harto de entrar en tus juegos... de mente... Cerati resuena en su cabeza, porque Lucas se llevó los parlantes y ahora la enorme colección de música en la PC no es más que un eco de silencio en su cerebro... Este era el momento y lo echaste a perder...

Tanto le temés, y al fin, sucede.

Tantos significados en una canción.

Una vez escuchó que la gente común, la que uno ve por la ventana en proporción 10 a 1, ante cualquier canción que hable de pérdida, oportunidad, cambio, pesar, dolor, esperanza... piensa primero que es una canción de amor. Que idea idiota, el amor, le duelen los ojos de mirar concentrado el monitor.
Pero la verdad, pocas son las canciones que hablan del amor, o eso cree él. Porque casi todas hablan del miedo, de sentir, de querer algo... pero principalmente del miedo.

Esteban tiene miedo de quedarse solo. O de estar ya solo y no haberse dado cuenta.

Salvo las excepciones de contacto diario, dónde está el resto de la gente? Es un miedo que va y viene, de haber rechazado tanto las cosas y la gente que ya nadie quiere verlo, ni piensa en él. Seguramente es así, de todas formas.

Así encorvado, en la silla frente a la PC, parece un viejo amargado. Parece exactamente lo que se siente por dentro.

1 comentario:

el gato de gargamel dijo...

cada vez más me parece que para encontrar hay que querer dejar de buscar. dejar de buscar.

En principio no dejar de querer ver es lo que no me deja encontrar dónde quedarme...

no sé si te sirve