Había una vez
un cuento al revés
de muerte y dolor
y besos después.
En él desfilaban
ardillas y gatos
a veces descalzos
o con zapatos.
Érase que era
una ventana abierta
que tu mano mágica
convirtió en puerta.
Un dos tres,
contemos otra vez
solo que ahora
hagámoslo al revés.
lunes, 28 de abril de 2008
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